Durante una reciente visita del líder de la Funación FAEM (Fundación para el Estudio y los Análisis Marcianos), el otrora dirigente de nuestro país se dirigió a una numerosa audiencia del planeta vecino para ilustrarlos con su sabiduría, cual monolito Kubrickiano.
Aznar, convenientemente recauchutado para aguantar las exigentes condiciones de la atmósfera marciana, fue uno de los primeros en abandonar nuestro planeta cuando dio comienzo la colonización interplanetaria. Buscando nuevos adeptos a la causa del neoliberalismo terrestre, encontró en Marte un caldo de cultivo propicio para extender sus preceptos por toda la galaxia.
Es así que ante una multitud de marcianos, Aznar expuso durante las horas que le permitió el oxígeno que albergaba su escafandra los preceptos que ya sobradamente conocemos los habitantes de este viejo y rancio planeta azul. No podía faltar en su discurso ante los asombrados marcianos una de sus más famosas máximas:
«El que pueda hacer que haga, el que pueda aportar que aporte, el que se pueda mover que se mueva, y el que pueda orinar que orine, que yo con este dichoso traje espacial no puedo soltar una condenada gota..»